La historia de esta comisión tiene tres etapas:
Primera etapa – 1951/52
Presidente José Balaguer Soriano, Fallera Mayor Amparo Rioja Pons, Fallera Mayor Infantil Cristina Bondia Benlloch y Fallero Mayor Infantil Alfredo Llosá Durá. Un grupo de amigos se reunieron en casa de Juan Durà “El Correcher” y decidieron formar una falla que llevaría el nombre de la Calle Cervantes, hoy Arraval de les Eres. Un año caracterizado por idear múltiples formas de obtener dinero para poder construir un monumento. Podemos comentar, por ejemplo, que se vendían pollitos, cupones e incluso se hizo un concurso de nuevos talentos artísticos. Finalmente, entre unas cosas y otras se plantó un gran monumento siendo la pieza central “Don Quijote y Sancho Panza”. El artista fallero fue José Escrich Garrido “el Pixó”. En los años siguientes no se plantó falla, aunque en alguna ocasión y motivados por la ilusión de los pequeños se plantaron algunos monumentos infantiles. Con todo ello no se dio nunca de baja a la comisión porque siempre se tuvo la esperanza de volver a plantar.
Segunda etapa – 1962/63
Presidente Rafael Domingo “el Ferrer”, Fallera Mayor Mª Antonia Arrué Domenech, Fallero Mayor José Real Monzó, Fallera Mayor Infantil Conchin Balaguer Herrero y Fallero Mayor Infantil Pascual Peris. De nuevo un grupo de jóvenes movidos por el sentimiento cervantero que nunca se había apagado deciden plantar un monumento grande que versó sobre “Agua en las calles” porque no estaban asfaltadas y cuando llovía se inundaban y no se podía transitar. Los artistas fueron los Hermanos Romero.
El baile de gala se hizo en el Salón Giner y estuvo amenizado por la orquesta “Gorris y sus muchachos”. Este año se plantaron en Benaguasil tres fallas: Atra que tal, Plaça de Bous y Falla Cervantes. El día 19 de marzo mientras se llevaba a cabo la “cremà” ocurrió un lamentable incidente: se prendió fuego después de quemar la falla, el almacén de cebollas de Pedro Juan, motivo por el cual los falleros, ante este suceso, decidieron no plantar falla el año siguiente.
El año 1967 y a pesar de que los ánimos estaban decaídos por el incidente mencionado, la ilusión por la fiesta de las fallas estaba latente y se plantó ante el actual Casal Fallero un monumento realizado por los hermanos Ramón y Vicente Zarzo conocidos como “Coca”, Salvador y Paco Durà conocidos como “Greñeta” y Bautista “el de Bareta”, que recogía las críticas de spots y series televisivas de la época.
Tercera etapa -1981/82 hasta la actualidad
En 1981 Antonio Rodríguez Capella movió a la gente para que se empezara a plantar de nuevo y hasta ahora y reunidos en su casa en la C/ Cervantes 35, formaron nueva comisión y lo nombraron Presidente. Se decidió que el sistema de pertenecer a la falla debería de ser por familia y se acordó que la cuota sería de 2.500 pesetas al año y por casa y que la construcción de la falla estaría a cargo de los propios falleros. También se acordó no salir por las calles del pueblo a recoger dinero, pero la gente del barrio al ver el ambiente fallero que habían originado decidieron por iniciativa propia ir al casal y entregar dinero para ayudar. Este fue el motivo por el cual la comisión decidió salir a recoger solo por la barriada. Respecto al lugar de la plantá se acordó que sería en el cruce de las calles Cervantes en San Ambrosio pensando en que fuera una falla pequeña y que no supusiera un aumento grande del presupuesto.
La idea de la comisión era hacer una falla infantil pero debido a que estaba formada tanto por gente pequeña como mayor, la Junta Local Fallera de Benaguasil les sugirió inscribir la falla en una nueva sección y desde aquel momento y hasta ahora la Falla Cervantes pertenece a la Tercera Sección.
Desde el año 1983 y hasta el 1995 el monumento estaba hecho íntegramente por los falleros de la comisión en distintas casas de falleros. Las criticas hasta ese momento se redactaron por Antonio Rodriguez y Miguel R. Bondia. A partir de entonces la Falla Cervantes ha ido evolucionando y adecuándose al paso del tiempo para intentar plantar cada año y hacer la fiesta que el barrio de Cervantes y el pueblo de Benaguasil se merecen.